La cosmética fresca, al igual que en la cosmética natural y ecológica, implica volver a los procesos más antiguos, más cercanos a la tierra y la naturaleza.
Hablamos de cosmética fresca, cuando todos los productos, sin excepción, se fabrican con garantía de frescura. A su vez se utilizan selectas sustancias activas que crecen al aire libre bajo el cuidado de los cálidos rayos del sol. Para mantener los productos frescos, los mismos se envían directamente de la producción al cliente, sin etapas intermedias.
Frescos quiere decir que no se conservan eternamente (consumir antes de ...) La fecha de caducidad permite usar una gran variedad de materias primas altamente eficaces con que la industria no puede trabajar, ya que no resistirían los largos periodos de almacenamiento. En el caso de la cosmética industrial este proceso de almacenamiento y distribución requiere una caducidad de 30 meses que se consigue usando conservantes y aditivos químicos. Por lo tanto en la industria cosmética tradicional el uso de ingredientes naturales y que caducan es casi imposible.
La mayoría de los cosméticos convencionales contienen sustancias tóxicas como derivados del petróleo, conservantes agresivos, fragancias artificiales, solventes químicos, que penetran en nuestra piel, obstruyendo los poros e impidiendo que realice sus funciones vitales, como transpirar o eliminar toxinas. Por lo tanto, lo primero que podemos hacer por nuestra piel, si queremos mantenerla sana, y también para nuestra salud, es no agredirla con cosméticos que contengan aceites minerales, parafinas, siliconas, y otras sustancias tóxicas que debilitan la capa protectora de nuestra piel y contribuyen a su envejecimiento.
La naturaleza nos proporciona todos los ingredientes para la cosmética fresca. Las fórmulas con base científica no lo adulteran. Lo que hace falta es extraer, procesar y combinar correctamente las sustancias activas para que tengan el efecto deseado. El procesamiento inmediato de las materias primas frescas permite conservar de manera ideal sus valiosos componentes.
El efecto se nota al instante. La piel y el cabello consiguen finalmente la hidratación que necesitan, respiran libres de químicos como los sulfatos, los parabenos y las siliconas entre otros.